sábado, 17 de febrero de 2007

Cold War revisited

Un espía sale del frío en Bratislava en recuerdo de la Guerra Fría. Europa todavía huele a pólvora, sangre, traición y miedo. Europa, la viejísima señora culta que jugaba ajedrez por las tardes, rezaba por las mañanas, coqueteaba a la hora del aperitivo, cerraba negocios durante la comida y traicionaba por las noches. Europa fría, Europa espía.

Kafkiano

Este precioso grafo me lo envió la alemanita chic, Rica, quien lo encontró en su viaje a Atenas. Es Kafka, sin más, o al menos uno de sus primos, quizá su doble, quizá el otro Kafka.

Célibe

Hace un par de días y más noches que me ronda esta idea. No es exactamente idea, se trata más bien de un pensamiento que a su vez lleva viviendo en mi cabeza varios años ya. Pero estas últimas horas ha afilado sus cuchillas. El pensamiento, quiero decir. Quizá todo se debe a que estuve creando el perfil del otro blog que tenemos y, cuando llegué a las casillas personales, una de ellas trataba sobre los hijos. La ventana se abría con varias cantidades (1...3) pero también permitía la opción de escribir "todavía no" o "nunca". Lo dudé unos minutos y al final elegí "nunca" tener hijos (por lo menos en este portal cibernético). Luego comencé a darle vueltas al tema. No tengo hijos y por lo visto no los tendré pronto. Tengo una edad suficiente para ser padre. No pocos amigos son padres ya desde hace años y de varios terrícolas. Mi hermana será madre de su tercer terrícola en unas semanas. El complejo de Peter Pan es sutil pero poderoso, como la invitación de una princesa a entrar de noche en su alcoba.
No es necesario ser sacerdote para ser célibe (con mucha frecuencia, en países católicos y latinos como México o España, encontramos curas que son a su vez "padrinos" y tíos" de no pocos terrícolas y conviven con señoras que les "ayudan"). Se puede ser célibe por elección, como Schopenhauer o Kafka. Crear una versión rara del celibato como Vila-Matas: vivir en pareja de por vida pero no contraer matrimonio ni tener hijos. Se puede encontrar tanto personaje especial que dedicó su vida sólo a explorar abismos (geográficos y emocionales) y no formar familia. ¿Seré yo uno de esos, en cualquiera de sus acepciones? ¿Serán algunos de mis amigos personas que han elegido ser célibes?
Entonces relacioné mentalmente el concepto de célibe, de poeta, de monje y de alma libre. Y no desentonan desde que mi mente los juntó en unión sacramental. De hecho, concuerdan bastante. No sé si algún día tendré hijos. No sé si algún día mi líbido concuerde con la de alguna bella mujer para juntos formar una familia. Todo mundo te dice que te cambia la vida ser padre o madre, pero a nadie he visto que lo diga con una satisfacción total, risueña, alegre desde el fondo. No dudo que te cambie la vida (tener que cuidar de alguien indefenso y pequeño debe sacar lo mejor de cada uno), pero dudo que sea una experiencia necesaria para ser mejor persona en este planeta. Y ese es uno de mis objetivos primordiales.
Existe en algún sombrío recoveco de la mente del hombre ese espeluznante deseo de querer tener algo a su imagen y semejanza. Esa gana bífida de traer descendencia, la tentación blasfema de emular a Dios. Agazapada vanidad que eternamente sedienta exige un vástago.
Imagino que tendrá una recompensa increíble ver a tus niños crecer, disfrutar y sufrir el proceso de formación de su personalidad, pero en el fondo también se trata de un sentimiento narcisista, de verse a uno mismo en versión mini. Admirar, como Dios mismo, su propia creación... Somos vanidosos y lo disfrazamos de lucha por la vida y por la familia, pero en algún sombrío recoveco nos estamos masturbando mentalmente, nos estamos autocomplaciendo.

2017 Matrix

Matrix is here. Can u smell it?

Sábado por la mañana, blanquecino sol de otoño en Madrid. Un té rojo disipa la modorra de Karen ante el ordenador. Mientras baja las fotos que ha tomado con su móvil de la final del campeonato mundial de fútbol femenino celebrado en España, donde las intrépidas chicas de Nueva Zelanda han aplastado a las guerreras de Eslovenia por 5-1 en el estadio de La Peineta, un mensaje en su blog privado termina por abrirle los ojos.
"Sé, por tu dirección IP y tu perfil, que somos vecinos y que me robas la señal WiFi. No me importa, pero eso te obliga (ahora que te he descubierto) a formar parte de mi red social en esta zona. Sé con quién te acuestas, quién te hace chillar más y mejor de las tres personas que te suelen visitar, cuál es el último par de libros que has comprado online (no me sorprende que Vargas Llosa todavía trate de escribir novelas eróticas a sus ochentaytantos o que Muñoz Molina haya confesado en sus Memorias su doble vida como espía al servicio del Uncle Sam hasta hace bien poco). Sé que prefieres la ensalada de rúcola con nueces, tomate y parmesano a los escalopines de ternera al vino tinto. Sé también, al igual que tu banco, el monto de tus deudas por motivo de tus generosas vacaciones en Costa Rica. Sé que sueles darte un homenaje al mes en el restaurante de moda (te puedo recomendar un mexicano completamente cool, por cierto). Sé que engañas a tu familia entera con respecto a tu filiación política. Por lo que les cuentas en tus emails sueles levantar el brazo derecho hacia el cielo, franco y cortante, al menor atisbo de insurrección bolchevique, desmadre anarquista o acción okupa a tu alrededor. Pero al mismo tiempo, te alimentas de panfletos arcaicamente impresos en cualquier hp con cartuchos de tinta grisáceos que piden el boicot generalizado a la reelección gubernamental de Florentino Pérez, principalmente al no consumir cualquier producto o servicio de su gigantesco conglomerado empresarial. A menos que te arriesgues a no pagar el Impuesto Especial sobre el Alquiler (creado por su anterior Ministro de Vivienda, Fernando Martín), no veo apoyo específico a ese infértil boicot.
Sin embargo, conozco tu afición por las múltiples versiones de las melodías de aquella banda famosa a inicios del siglo, los británicos Franz Ferdinand, ahora perfectamente olvidados. Respeto la superstición con que cuidas y guardas ese CD original de Los Planetas comprado en elrastro.com. Sé que crees que tu figurilla religiosa traída desde Polonia te protege a ti y a los tuyos. Pero, ya ves, no es tan cierto.
Conozco al detalle tus miedos y esperanzas, el valor real de tus agallas.
Sé de donde vienes, quién crees que eres y hacia donde vas. Marometas de la alegría daría Schopenhauer en este octubre de 2016 al saber la facilidad con que se pueden responder hoy en día estas tres preguntas fundamentales.
Dont
dream its over...

2017 Matrix

lunes, 5 de febrero de 2007

Banksy en Viena

Esta pintada urbana del gran Banksy (un artista con maestría tanto en fondo como en forma, con manejo de la plantilla y el spray pero también de las ideas) la pillé en Viena, en un mercado tradicional de comida, bebida y artesanías austriacas. Me impresionó, recuerdo, encontrar una obra del grafitero inglés en una ciudad tan clásica como la capital de Austria. Pero me emocioné aún más cuando imaginé los múltiples viajes que realiza para ir desperdigando su trabajo por doquier. Fue una semana santa de 2004, cuando la hermosa Luilu y yo permanecíamos enamorados entonces. Las caras felices antiguerra fueron testigo.