
Así pasamos toda la fiesta. No había más que reír siempre. He aquí yo con el Alfredo, amigo de verdad y compañero de mil guerritas, brindando ante la felicidad obtenida. Salud!

Mariana y Alfredo, en su versión 60´s YeYe durante los múltiples bailes de celebración.

Los novios, ahora ya matrimonio. Alfredo le hace los honores candentes a Mariana, que lleva calzado deportivo nomás porque combinan con el inmaculado vestido.
¿Quién se quedó con el liguero?

Amor y cohetes en el cielo nocturno para conmemorar que la boda todavía no finalizaba, sino que comenzaba el segundo tiempo. Con música de mariachi de fondo y los invitados boquiabiertos hacia la noche iluminada nos preparamos para seguir comiendo, bebiendo, bailando y riendo. Un sol finito que anuncia alegrías venideras surgidas, seguramente, de la espesa oscuridad. O no es eso exactamente el matrimonio?
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