miércoles, 22 de agosto de 2007

Ángel caído


A éste le falló la puntería y el cálculo. Pero también se puede decir que es un genio del equilibrio. Total, para lo que sirve la cabeza al final de todo. Estos son el tipo de detalles que me encanta descubrir de Madrid, con todos esos rincones, recovecos e instantes que perviven sólo para ser vistos. A diferencia de Barcelona, por ejemplo, donde todo está pensado para asombrar desde el primer momento, Madrid se ha edificado (y caracterizado) poco a poco, sin el objetivo de deslumbrar sino de caminar e irse encontrando poco a poco con la ciudad y sus misterios. Una ciudad en la que el asombro envuelve lentamente, una ciudad más villa que corte.

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